"Lo que hoy parece un esfuerzo, mañana será un triunfo"

lunes, 16 de marzo de 2015

A veces tienes que ser tu propio salvavidas.

¿Has tenido alguna vez la sensación de que el mundo avanza demasiado deprisa, como si todo se moviese a cámara rápida y tú estuvieses ahí, inmóvil, de pie, mirando como todo gira sin tú avanzar?
Y aun peor, ¿te has sentido alguna vez así y no has sabido cómo expresarlo?
A veces siento que mi vida no va al ritmo que debería. Que todo no va como me gustaría.
Unas veces siento que me falta algo. Otras que me falta alguien. En cualquiera de los modos está la palabra "faltar" y eso siempre significa vacío.
Es gracioso porque si lo que quiero es escribir y desahogarme, ¿por qué todo lo que está pasando ahora mismo en mi cabeza no soy capaz de escribirlo? ¿Por qué tememos que el resto conozca nuestra parte vulnerable? ¿Acaso somos así inferiores? ¿Débiles?
En ese caso ya lo estoy siendo. Todos lo somos.
Decía que a veces siento como si mi vida no estuviese yendo como quiero.
En realidad creo que lo mío es un problema. Pretendo que todo en mi vida vaya perfecto y cuando no es así me frustro. Necesito cambios constantemente para no sentirme en una rutina monótona. Necesito viajar a menudo para salir de mi sitio habitual. Y, ¿sabéis a qué conclusión estoy llegando mientras escribo esto? Que a veces necesito esos cambios o viajar porque no hay otra manera de huir de mí. Que de esa manera me evado, no pienso en nada más.
Y es un error.
En realidad estoy escribiendo esto porque hoy al salir de la ducha me he mirado a espejo y me he visto a mí. Y me refiero a mí de verdad. Me han dado igual mis ojeras, mis estrías, que mi figura no sea perfecta. Me he mirado y he sonreído y os prometo que ha sido la vez que mejor me he sentido en mucho tiempo.
Da igual que la vida no vaya siempre como uno quiere, que no todo gire ni vaya a la velocidad que desearíamos.
No importa que los estudios hoy no los lleves como quieres, que tengas kilos de más, que alguien te haya decepcionado. Puedes mirarte al espejo, mirarte detenidamente y saber que te tienes, a ti y a todos los que realmente quieren estar contigo, que el mundo no se acaba hoy, el mundo no se va a acabar por nada de eso.
Mañana te vas a poder levantar y vas a poder hacer tu vida un poco más a tu medida.
Hoy mi alivio es pensar esto.


No escribo esto para motivar a nadie (que si sirve, me parece de lo más increíble y gratificante del mundo). Simplemente me lo he escrito a mí. Es mi forma de darme yo sola un golpecito en la espalda y concienciarme de que, suene cursi o no, la vida es un regalo que debo aprovechar al segundo.