"Lo que hoy parece un esfuerzo, mañana será un triunfo"

viernes, 31 de julio de 2015

En mí siempre estás.

Ojalá estuvieses aquí conmigo. Hay tantas cosas que me gustaría decirte, tengo tanto que contarte.
Necesito escribirte, necesito hacerlo porque siento que no estoy haciendo lo que debería. Me pediste que me cuidara, y aunque lo intente a veces no lo consigo. A veces me fallo, fallándote a ti también. Pero igual que caigo, haces que me levante.
No hay día que no me acuerde de ti, de tus manos suaves, tu olor, tu mirada llena de alegría cuando estábamos juntas, tus "te mereces todo lo mejor de este mundo" y sigo manteniendo que lo mejor de este mundo siempre ha sido, es y será haberte tenido.
Se me hace tan duro ir a lugares donde siempre ibas conmigo, donde siempre estabas tú. No me hago a la idea de pasar por delante de tu puerta y saber que no vas a responder si toco en ella.
No hace falta que te escriba que estas navidades han sido las más tristes de toda mi vida sin tus villancicos, sin tus cantes, sin tu presencia.
Mi cumpleaños no fue tan cumpleaños sin ti en mi mesa.
Pero te prometo que no todo es malo. Supiste que me cogieron en la carrera que soñaba hacer y te aseguro que la he disfrutado como ninguna otra cosa.
Me he superado, me he superado en cosas que ni imaginaba. Me he liberado de miedos que no servían para nada. He aprendido a que si yo no aprendo a quererme, no lo va a hacer nadie. Aunque tú siempre rompieses esa regla. Y ya no dejo que nadie me diga lo que tengo o no qué hacer, ni me importa lo que los demás piensen. He aprendido que mi vida es mía y que para ser feliz tengo que hacer lo que yo quiera, no lo que los demás esperen de mí. Para eso tuve una gran maestra.

Solo quiero pedirte que me cuides, cuídame desde donde estés, por las veces que yo no lo hago.

martes, 28 de julio de 2015

Brevedad.

¿Por dónde empezarías a hablar cuando no sabes qué decir? Todos estamos alguna vez en una situación de esas en la que no sabrías cómo nombrar a lo que sientes. A lo que sientes o a lo que piensas. O a ambas. Se mezclan de tal forma que no sabes ni lo que estás pensando ni sintiendo. Llamémoslo X.
¿Serías capaz de despejarla? Nos hemos pasado años en el instituto despejando una puta X, ¿para qué? No va a dar como resultado 2, ni 20, ni 40. Quizás sea impotencia, rabia o tristeza. Pero de eso no te enseñan nada. ¿Quién te dice como debes hacer frente a ciertas situaciones? ¿Quién te asegura que lo vayas a hacer bien?
Como bien me dijeron una vez, no hay mayor maestro en esta vida que el tiempo y la experiencia. Por eso a día de hoy me da igual equivocarme, tropezarme o caerme. Solo son síntomas de que lo estás intentando, que estás luchando. Es un escalón hacia abajo que puedes usar para levantarte y subir 10 como ese.
¿Qué más da si hoy caemos? ¿Qué más da si hoy nos equivocamos? ¿Qué más da si hoy duele?
Todo esto sumará experiencia, nos enseñará a seguir aprendiendo, será un capítulo más de nuestra vida.
Así que hoy os invito a que jamáis os avergoncéis de sentir, de veros abajo, de lo que sea que os haga creer que estáis perdiendo, porque esto también es vivir.